viernes, 11 de enero de 2008

Nuevos planes, idénticas estrategias - Nacho Vegas

“Parece ser que va a llover, el aire hoy es
más cálido”, me dijo una mujer de
aspecto amable y peinado imposible esta
mañana en el ascensor. ¿Por
qué nadie me iba a mentir allí? Tal
revelación me impidió dormir.
Tracé un ambicioso plan; consistía
en sobrevivir. Y mi voz era un imán, y
así logré captar, paseando por el
Carrefour, a un ejército de un centenar. Y
nos reuniremos en los aeropuertos, y al calor de
una smoking-room en la que no entra aire ni luz
hablaremos del tiempo y acaso del gobierno, y
trazaremos nuestro magno plan, y a una
estación sucederá otra igual.

Parece ser que fracasé; mi rostro hoy no
apareció por televisión. Da igual;
yo, como buen occidental, sé nadar igual
que un pez, un pez en un mar de mediocridad. Casi
claudiqué. Les oí decir: “con lo que
hay dentro de ti, no estará nada mal si
mañana estás aquí”. Y en la
cama de un sucio hospital continúo en
soledad disparando como Kevin Ayers a una luna
llena, tan, tan llena, que no puedo fallar, que no
voy a fallar. Y sé que no querrás
volver a confiar en mí; ya nadie
confía en la energía nuclear
después de lo de Chernobyl. Pero el cielo,
aun tan negro, es nuestro cielo, es nuestro, y
tengo un ambicioso plan; consiste en sobrevivir.
(Te quiero, y no he hecho y sé que no
haré jamás nada más real y
nada más sincero. Te quiero, y tengo un
plan para los dos; consiste en sobrevivir.)

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